HYPOMNEMATA

Los hypomnemata eran cuadernos de escritura: en ellos se encontraban citas, fragmentos de escrituras o pensamientos del propio espíritu. Constituían una memoria material de las cosas leídas, oídas, pensadas, y se atesoraban en esas páginas desordenadas, heterogéneas. Se trataba de un ejercicio en el pensamiento que no tenía como fin el decir lo indecible, sino captar lo ya dicho, de reunir lo leído. Eran escrituras sobre lecturas, y el fin de las mismas, la constitución de sí mismo. Era una escritura que posibilitaba la transformación de la verdad que nos damos a nosotros mismos. Una escritura que constituía con las propias palabras y las de otros un "cuerpo", como el propio cuerpo de quien, al transcribir sus lecturas, se las apropia y hace suya su verdad.







jueves, 1 de diciembre de 2011

El cuerpo utópico


Apenas abro los ojos, ya no puedo escapar a ese lugar que Proust, dulcemente, ansiosamente, viene a ocupar una vez más en cada despertar. No es que me clave en el lugar –porque después de todo puedo no sólo moverme y removerme, sino que puedo moverlo a él, removerlo, cambiarlo de lugar–, sino que hay un problema: no puedo desplazarme sin él; no puedo dejarlo allí donde está para irme yo a otra parte. Puedo ir hasta el fin del mundo, puedo esconderme, de mañana, bajo mis mantas, hacerme tan pequeño como pueda, puedo dejarme fundir al sol sobre la playa, pero siempre estará allí donde yo estoy. El está aquí, irreparablemente, nunca en otra parte. Mi cuerpo es lo contrario de una utopía, es lo que nunca está bajo otro cielo, es el lugar absoluto, el pequeño fragmento de espacio con el cual, en sentido estricto, yo me corporizo.
                                                                Michel Foucault 


"Les corps utopique", audio de Michel Foucault

lunes, 7 de noviembre de 2011

Tu ojo a la mirilla de mi puerta

Foto: Jaime Martín Pantoja,Tras la mirilla  (detalle),
 2008,
 tintas minerales/papel de algodón, 15,5x15,5 cm 

Sé que a veces andás buscándome
Ups! Te encontré cuando acercabas tu ojo a la mirilla de mi puerta
Ya viste:
              del otro lado, sólo llega, por las hendijas, un haz de luz, cuando la puerta está entreabierta...
O Nada.
Y allí, oscuridad hermosa, oscuridad toda
los secretos se abrazan a un silencio que,
si bien te aleja de la angustia de no tenernos,
cierra, cada vez más, una palabra,
ésa, que supimos darnos
y lenta, y tristemente, se apaga
y viene a nacer otra de tus muertes.

jueves, 20 de octubre de 2011

La mirada es una elección

Bansky
La mirada es una elección. El que mira decide fijarse en algo concreto y, por consiguiente, a la fuerza elige excluir su atención del resto del campo visual. Ésa es la razón por la cual la mirada, que constituye la esencia de la vida, es, en primera instancia, un rechazo. 
Amélie  Nothomb 

martes, 27 de septiembre de 2011

Unión fatal de gemelos


"Yo he llegado a a pensar que la amistad es un lazo parecido a la unión fatal de los gemelos. Esa peculiar correspondencia de las vocaciones, de las simpatías, de los gustos, de los aprendizajes, de las emociones ata a dos personas y les asigna un mismo destino. Hagan lo que hicieren contra el otro, sus destinos seguirán siendo comunes. Huyan donde huyeren, seguirán sabiendo el uno del otro todo lo que le resulte importante. Ya elijan un nuevo amigo o una nueva amante, no se librarán de sus vínculos sin el permiso secreto y tácito del otro. El destino de estas personas transcurre así, de manera paralela, aunque el uno se aparte del otro y se vaya muy lejos, al trópico, por ejemplo"
Sándor Márai, El último encuentro.

lunes, 19 de septiembre de 2011

Deshacer el rostro


hollow from TAKAHIRO KIMURA on Vimeo.

miércoles, 7 de septiembre de 2011

Más que tomar la palabra


"Más que tomar la palabra, hubiera preferido verme envuelto por ella y transportado más allá de todo posible inicio. Me hubiera gustado darme cuenta de que en el momento de ponerme a hablar ya me precedía una voz sin nombre desde hacía mucho tiempo: me habría bastado entonces con encadenar, proseguir la frase, introducirme sin ser advertido en sus intersticios, como si ella me hubiera hecho señas quedándose, un momento, interrumpida. No habría habido, por tanto, inicio y en lugar de ser aquel de quien procede el discurso, yo sería más bien una pequeña laguna en el azar de su desarrollo, el punto de su desaparición posible"
 Michel Foucault, El orden del discurso.

viernes, 5 de agosto de 2011

Recobrar la salud



"Un paso más en la curación: y el espíritu libre se acerca a la vida (…) se encuentra casi como si sus ojos se abriesen por primera vez a las cosas cercanas (…) Lanza hacia atrás una mirada de reconocimiento por sus viajes, por su dureza y su alienación de sí mismo, por sus miradas a lo lejos y sus vuelos de pájaro en las frías alturas. ¡Qué dicha no haberse quedado siempre ‘en su casa’, siempre en ella entregado a la regalada poltronería (…) es una cura a fondo (…) caer enfermo a la manera de esos espíritus libres, seguir enfermo un buen lapso de tiempo y luego, lentamente, muy lentamente, recobrar la salud, quiero decir una ‘mejor’ salud”.
 (F. Nietzsche, Humano demasiado humano)

domingo, 19 de junio de 2011

El beso

domingo, 1 de mayo de 2011

En mi hyponémata, desde siempre

"Como un bote a la deriva en un gran lago aparentemente tranquilo pero agitado por corrientes profundas"
Ernesto Sábato

martes, 26 de abril de 2011

Oscuridad hermosa

Chagall
Anoche te he tocado y te he sentido
sin que mi mano huyera más allá de mi mano,
sin que mi cuerpo huyera, ni mi oído:
de un modo casi humano
te he sentido.

Palpitante,
no sé si como sangre o como nube
errante,
por mi casa, en puntillas, oscuridad que sube,
oscuridad que baja, corriste, centellenate.

Corriste por mi casa de madera
sus ventanas abriste
y te sentí latir la noche entera,
hija de los abismos, silenciosa,
guerrera, tan terrible, tan hermosa
que todo cuanto existe,
para mí, sin tu llama, no existiera.

Gonzalo Rojas

domingo, 24 de abril de 2011

Devenir

“Imprimir en el devenir el carácter del ser es la forma superior de la voluntad de poder… Decir que todo vuelve es aproximar al máximo el mundo del devenir y el del ser: cima de la contemplación”
Friedrich Nietzsche

martes, 29 de marzo de 2011

Jugar a perderse



 “Importa poco no saber orientarse en una ciudad. Perderse, en cambio, en una ciudad como quien se pierde en un bosque, requiere de aprendizaje. Los rótulos de las calles deben entonces hablar al que va errando como el crujir de las ramas secas, y las callejuelas de los barrios céntricos reflejarle las horas del día tan claramente como las hondonadas del monte. Este arte lo aprendí tarde, cumpliéndose así el sueño del que los laberintos sobre el papel secante de mis cuadernos fueron los primeros rastros”

Walter Benjamin

viernes, 25 de marzo de 2011

Escribir para ser otros



Escribir para ser otros. Para que la gestualidad de la letra dé cuerpo a un abismo en sí mismos. Un abismo que no es fondo, que no es una interioridad a conocer, sino un espacio que fundar. Lo profundo que nos habite será la relación que tenemos con el instante. Una intensidad en la relación de sí consigo. Un aprender a ver las cosas de otro modo, un dejar que las cosas se nos acerquen. Ser parte de la comunidad de los amigos de la distancia, aquellos que aman alejándose, que no aman más que separándose a lo lejos. Que forman parte de esa comunidad imposible, la de los amigos de la soledad. Escribir, entonces, para abismarse.

Escribir para hacer resbalar al papel la palabra que quedó pendida de los labios, que se alarga como lazo, dado que siempre se es el lazo que se teje. Aunque los pensamientos se encuentren a medio vestir o con ropas prestadas. Encontrarlos in fraganti, sorprenderlos. Y dejarlos. Que no es abandonarlos. Es cierto que a veces el verbo parece un impulso que patea al vacío. Pero no hay vacío sino esto que vamos haciendo de nosotros mismos. El alma al borde de los labios, entonces.

Escribir para comprender que no sólo decimos algo por su contenido, sino que éste se asocia caprichosamente a una manera de decir. Saber que estamos hechos de nuestras palabras y que el pensamiento -como la vida- nos atraviesa, que las preguntas nos interpelan a no asumir la triste conformidad de placeres y dolores a medias, la estática comodidad de aceptar sin más lo dado. Y para saber que la palabra que por pereza llamamos propia no es sino azar, tejido, encuentros, “entres”. Siempre de otro o para otro. O con otro. E independizarnos del impulso liberal de hacer de ella también objeto de la propiedad privada. Así, cuestionando el pronombre posesivo, cuestionar también el pronombre personal; “¿pero soy yo quien escribe?”. En la frontera, entonces, entre lo que somos y lo que decimos.

Escribir para escucharnos a nosotros mismos y narrarnos. Y entender que la confianza en las palabras no es confianza porque ellas estén fijas en significaciones, sino que es confianza porque ellas son productoras de diferencia. Escribir sin buscar transparencias, ni razones, sin esperar que el sentido surja de la concatenación lineal y bienpensada de las frases. No querer comprenderlo todo. Escribir para desatar el discurso de una verdad sobre nosotros mismos. Aprender a ser nuestros propios jueces, después de habernos dado la propia ley. Ser extranjero, entonces, en la propia lengua y un creador de verdades para sí mismo.

Escribir para devolverle el cuerpo al pensamiento, en la materialidad de la letra. Pero también devolver el desplazado, olvidado y degradado cuerpo al espíritu. No ser más sombras que buscan un cuerpo, sino un cuerpo/palabra, un cuerpo/otro, un cuerpo/alma. Cuerpos que unen lo eternamente separado, las palabras y las cosas.  Escribir para transitar el peligroso quizá. Comprender que somos seres de paso, en tránsito, que vinimos a ser otros. Entonces, una política de la verdad, una ética de la experiencia y una estética del paseo.

Escribir, entonces, para llegar a ser el que se es.

lunes, 7 de febrero de 2011


"La ficción tiene su lado bueno, prueba que las decisiones del espíritu y la voluntad priman sobre las circunstancias. El verdadero lugar del nacimiento es aquel donde por primera vez nos miramos con una mirada inteligente; mis primeras patrias fueron los libros."

Marguerite Yourcenar

martes, 25 de enero de 2011

lo que el griego se llevó


"Cuando el profesor dice: yo sé, ustedes escúchenme, Sócrates dice: yo no sé nada, y si me ocupo de ustedes no es para transmitirles el saber que les falta, es para que, al comprender que no saben nada, aprendan con ello a ocuparse de sí mismos" (M. Foucault)
Pero a ése lo mataron, como a nosotros nos desaparecieron...