HYPOMNEMATA

Los hypomnemata eran cuadernos de escritura: en ellos se encontraban citas, fragmentos de escrituras o pensamientos del propio espíritu. Constituían una memoria material de las cosas leídas, oídas, pensadas, y se atesoraban en esas páginas desordenadas, heterogéneas. Se trataba de un ejercicio en el pensamiento que no tenía como fin el decir lo indecible, sino captar lo ya dicho, de reunir lo leído. Eran escrituras sobre lecturas, y el fin de las mismas, la constitución de sí mismo. Era una escritura que posibilitaba la transformación de la verdad que nos damos a nosotros mismos. Una escritura que constituía con las propias palabras y las de otros un "cuerpo", como el propio cuerpo de quien, al transcribir sus lecturas, se las apropia y hace suya su verdad.







sábado, 29 de febrero de 2020

Pilotos de nuestra existencia

Sobre la responsabilidad -si cabe esta palabra- que tenemos sobre el instante presente: inventarse a sí mismo, darse la propia ley, estar a la altura de esa conciencia de que no hay más que un ahora. De una consideración intempestiva, claro. Y de un Nietzsche del que claramente Foucault toma en alguna medida la posta.
"Aun cuando el futuro no nos permitiera esperar nada, nuestra peregrina existencia precisamente en este ahora nos incita con la mayor fuerza a vivir de acuerdo con nuestra propia medida y nuestra propia ley: lo inexplicable que resulta que vivamos precisamente hoy habiendo, no obstante, tenido todo el tiempo infinito para surgir, que no poseamos más que un apretado hoy y que tengamos que mostrar en él por qué y con qué designio hemos surgido precisamente hoy. Tenemos que asumir la responsabilidad sobre nuestra existencia ante nosotros mismos; queremos, en consecuencia, ser también los verdaderos pilotos de esta existencia, sin permitir que se asemeje a un azar inconciente".

F. Nietzsche

jueves, 27 de febrero de 2020

Genealogía / Psicoanálisis

"Cada uno de nosotros lleva en sí la marca del lugar donde nació, del "lugar" que le corresponde o le correspondió anteriormente, pero que sigue siempre presente en todas las situaciones que puedan vivirse a continuación, a pesar de los cambios y las experiencias que se atraviesan. El tránsfuga es a la vez, de un modo u otro, alguien que ha huido, pero también alguien que no logra jamás escapar del todo, porque el mundo en que se encuentra le recuerda a cada instante que el mundo del que viene era diferente".

Didier Eribon

miércoles, 26 de febrero de 2020

Formas-de-vida

¿De qué forma puede comunicarse una forma-de-vida? ¿Cómo mostrar la co-incidencia de determinado rostro, de determinada vida con una lista apresurada de hobbies y rasgos de carácter? Agamben lo aborda así:
"El aspecto más idiosincrático de cada uno, sus gustos, el hecho de que le agrade tanto el helado de café, el mar en verano, cierta forma de los labios, cierto olor, pero también la pintura de Tiziano de viejo, todo eso parece custodiar su secreto del modo más impenetrable e irrisorio. Es preciso sustraer decididamente los gustos a la dimensión estética y redescubrir su carácter ontológico, para reencontrar en ellos algo así como una nueva tierra ética. No se trata de atributos o propiedades de un sujeto que juzga, sino del modo en el que cada quien, perdiéndose como sujeto, se constituye como forma-de-vida".
Hay que advertir la importancia política de la idea de que cada cuerpo es afectado por su forma-de-vida: es una invitación a restituir lo político al ámbito de la materialidad de los cuerpos y dejar de pensarla en el terreno de la representación, donde siempre la identidad individual y el sujeto han tenido su reinado, donde han sido capturados por los registros, fichas, archivos (algo tuvo para decir Foucault respecto de esa captura de la vida de hombres infames). Pensar la política desde el contacto: desde una intimidad no mediada por la representación, para devolverla a otra forma de relación con la vida.

Paralelo 42


"El hombre joven camina deprisa pero no lo suficiente, lejos pero no lo bastante lejos (caras que desparecen de la vista, conversaciones que se pierden en restos deshilachados, ruidos de pisadas desvaneciéndose por callejones); debe tomar el último metro, el tranvía, el autobús, correr por la pasarela de todos los vapores, registrarse en todos los hoteles, trabajar en las ciudades, responder a las solicitudes, conocer los oficios, coger los empleos, vivir en todas las pensiones, dormir en todas las camas. Una cama no es suficiente, un empleo no es suficiente, una vida no es suficiente. Por la noche, con la mente nadando en deseos, camina solo en silencio."

John Dos Passos 

Los taciturnos

Duane Michals

"Visiblemente tratan de hablar. Todo en ellos, en sus miembros, en sus miradas, sobre su nariz, en sus labios, en sus manos, todo en ellos atesta que saben que si dejan vía libre al silencio (si le cedieran las riendas, si definitivamente lo dejaran «instalarse») entonces el silencio desasiría en cuerpo y alma al silencioso y lo alteraría. Que todo poder de izarse fuera de él desaparece pronto en la inmensa carencia. Que a quien se deja desasir, una ansiedad ilimitada comienza pronto a penetrarlo, a insinuarse, a desarrollarse, y a helar luego la nuca, el corazón, el vientre, la garganta, el ojo, el cráneo. Que esta angustia que ninguna voz puede esperar superar consiste en el miedo a que el silencio le quite el cuerpo, para siempre, la palabra, y el sonido de la palabra, y el recuerdo de ese sonido, y el nombre de quien lo llevaba ".
Pascal Quignard

miércoles, 12 de febrero de 2020

I would prefer not to




Uno de los mejores legados que Foucault toma de Nietzsche -desde mi punto de vista, aunque hay quienes sostengan lo contrario-, es haber comprendido lo que yo llamo una "física del poder" en él. Le permitió formular cosas como las que hemos leído en Vigilar y castigar, cuando decía que la disciplina aumenta las fuerzas del cuerpo en términos de utilidad económica, y las disminuye en términos de obediencia política. No otra cosa que como Deleuze explicó también el devenir reactivo de las fuerzas en Nietzsche, diciendo que se trata de separar a las fuerzas de lo que las fuerzas pueden. 

Es ese postulado el que hace que en el cuento de Melville, "Bartleby, el escribiente", la frase "I would prefer not to" sea tan contundente. Pues frente a un poder que busca separar nuestra potencia de lo que nuestra potencia puede, no hacer es un modo de resistir o de resistirse. Puesto que ya no se trata de cómo el poder -o todo aquello que resta nuestra potencia, nuestra potencia de vida- nos vuelve impotentes. Sino, como lo muestra Agamben, hay que reconocer cómo hay otra operación del poder que es engañosa, puesto que trabaja no sobre lo que se puede hacer, sino sobre lo que no podemos hacer, es decir, sobre nuestra impotencia. Y el peligro es mayor: separado de su impotencia, o privados de la experiencia de lo que se puede no hacer, se corre el riesgo de creer que podemos hacer todo, que somos capaces de todo. Algo de lo que podemos testimoniar con nuestras propias biografías quienes vivimos entre estos dos siglos, veinte y veintuno -alojados en la morada del capital y el neoliberalismo-, con lo que respondemos todos los días: "Sí". "No hay problema". "Podemos hacerlo". 

Entonces, en fin, para quienes andamos pensando las resistencias, y en tantos casos despotricamos contra los poderes que nos vuelven impotentes, caminemos con cuidado sobre esa cuerda que nos vuelve equilibristas. Pues impotencia no es solamente el "no poder hacer", sino también el "poder no hacer". En tal caso, y no en el primero, todavía podemos resistir.

jueves, 6 de febrero de 2020

El cuadro de Constable

John Constable, La carreta de heno 

"Había un lugar que me gustaba que era el futuro del verbo de lo que iba a ser mi vida. Había un nido, un puente, una música grave en la iglesia fría que podía verse de lejos; y un río magnífico en el que la gente se ahoga y que había que atravesar precipitadamente. A veces se toca un poco con el dedo el sueño del otro. Pero no se entrevé. Porque uno no ve nunca más que su sueño. Pero se siente su resistencia, su presencia, su tibieza, su piel. Así son las orillas también".

Pascal Quignard

‎⭑ El cuadro es de John Constable, La carreta de heno. He huido a ese paisaje durante toda mi infancia. Está ahí todavía, en la casa de mi mamá. Cruzaba nadando el río, entraba a la casa, y desde una habitación de arriba, podía cruzar a la frondosidad del árbol, que siempre me esperaba generoso; igual que allá la pradera que me recibía y la velocidad convertía la brisa en viento mientras por ahí corría, y por qué no -y esto ya es una confesión-, cuando lograba despegarme un poco del piso, y planear por el verde... Porque ¿quién no ha trepado árboles y volado cuando niña? ‎⭑

martes, 4 de febrero de 2020

Sobre la verdad

Siempre es bueno recordar(se) que la verdad no es adecuación, sino una forma de relación con nosotros mismos. No representación, sino acción. No lo que me nombra o se me impone, sino lo que produzco, lo que se efectúa, a partir de esa singular (y en algunos casos puede ser también cariñosa y tierna) manera de vincularnos con nosotros mismos, de configurarnos, de darnos una verdad, como quien se mira desde adentro -se abisma- y se ofrece a sí mismo un regalo.

Foucault lo dijo así:

"La verdad no es lo que se dice (ni la relación entre lo que se dice y lo que es o no es). Es lo que se afronta, aquello a lo cual se acepta o no hacer frente. Es la fuerza temible a la cual uno se entrega."

"Si algo se devela en el juramento de la verdad, no es lo que ocurrió, no son las cosas mismas, sino antes bien la desnudez desarmada de quien acepta dejarse embargar por ella, o al contrario, la evasión de quien quiere rehuirla".

"La relación con la verdad no es, por tanto, de una naturaleza diferente de la lucha misma. En cierto sentido, no se despliega en otra dimensión".