HYPOMNEMATA

Los hypomnemata eran cuadernos de escritura: en ellos se encontraban citas, fragmentos de escrituras o pensamientos del propio espíritu. Constituían una memoria material de las cosas leídas, oídas, pensadas, y se atesoraban en esas páginas desordenadas, heterogéneas. Se trataba de un ejercicio en el pensamiento que no tenía como fin el decir lo indecible, sino captar lo ya dicho, de reunir lo leído. Eran escrituras sobre lecturas, y el fin de las mismas, la constitución de sí mismo. Era una escritura que posibilitaba la transformación de la verdad que nos damos a nosotros mismos. Una escritura que constituía con las propias palabras y las de otros un "cuerpo", como el propio cuerpo de quien, al transcribir sus lecturas, se las apropia y hace suya su verdad.







viernes, 29 de noviembre de 2019

Genius

"Es Genius lo que oscuramente presentimos en la intimidad de nuestra vida fisiológica, allí donde habita lo más propio y lo más extraño e impersonal, lo más vecino y lo más remoto e inmanejable. Si no nos abandonáramos a Genius, si fuésemos solamente Yo y conciencia, no podríamos siquiera orinar. Vivir con Genius significa, en este sentido, vivir en la intimidad de un ser extraño, mantenerse constantemente en relación con una zona de no conocimiento. Pero esta zona de no-conocimiento no es una remoción, no mueve o traslada una experiencia de la conciencia al inconsciente, donde sedimenta como un pasado inquietante, listo para aflorar bajo la forma de síntomas o neurosis. La intimidad con una zona de no-conocimiento es una práctica mística cotidiana, en la cual e! Yo, en una suerte de especial, alegre esoterismo, asiste sonriendo a su propia ruina y, ya se trate de la digestión de! alimento o la iluminación de la mente, testimonia incrédulo su propia e incesante disolución. Genius es nuestra vida en tanto que no nos pertenece."

G. Agamben

martes, 19 de noviembre de 2019

Rostro y paisaje


Tiziano

"No hay rostro que no englobe un paisaje desconocido, inexplorado; no hay paisaje que no se pueble con un rostro amado o soñado, que no desarrolle un rostro futuro o ya pasado. ¿Qué rostro no ha convocado los paisajes que amalgamaba, el mar y la montaña, qué paisaje no ha evocado el rostro que lo habría completado, que le habría proporcionado el complemento inesperado de sus líneas y de sus rasgos? Incluso cuando la pintura deviene abstracta, lo único que hace es volver a encontrar el agujero negro y la pared blanca, la gran composición de la tela blanca y de la hendidura negra. (...). Tiziano empezaba pintando en blanco y negro, no para trazar contornos que habría que rellenar, sino como matriz de cada futuro color"

Deleuze & Guattari, Mil mesetas

lunes, 18 de noviembre de 2019

Sobre la prudencia para hacerse un Cuerpo sin Órganos


Francis Bacon 
"¿Qué quiere decir desarticular, dejar de ser un organismo? (...) ¿Cómo liberarnos de los puntos de subjetivación que nos fijan, que nos clavan a la realidad dominante? Arrancar la conciencia del sujeto para convertirla en un medio de exploración, arrancar el inconciente de la significancia y la interpretación para convertirlo en una verdadera producción, no es seguramente ni más ni menos difícil que arrancar el cuerpo del organismo. La prudencia es el arte común a las tres;"
"Habría, pues, que hacer lo siguiente: instalarse en un estrato, experimentar las posibilidades que nos ofrece, buscar en él un lugar favorable, los eventuales movimientos de desterritorialización, las posibles líneas de fuga, experimentarlas, asegurar aquí y allá conjunciones de flujo, intentar segmento por segmento continuus de intensidades, tener siempre un pequeño fragmento de una nueva tierra".

Deleuze & Guattari, Mil Mesetas

124. En el horizonte infinito


Hemos abandonado la tierra, ¡nos hemos embarcado! Hemos volado los puentes, más aun hemos dejado la tierra atrás! Ahora, barquito, ¡ten cuidado! Junto a ti está el océano; es verdad que no siempre brama y a veces se despliega como seda y oro y como un ensueño de la bondad. Pero vendrán horas en las que conocerás que es infinito y que no hay nada más terrible que la infinitud. ¡Oh el pobre pájaro que se sintió libre y que ahora choca con los barrotes de esta jaula! ¡Ay cuando la nostalgia de la tierra se apodera de ti, como si en ella hubiese habido más libertad, pero te encuentras con que ya no hay “tierra”!

FNietzsche, La gaya ciencia

domingo, 3 de noviembre de 2019

Providencia personal


"Hay un cierto punto elevado de la vida: cuando lo hemos alcanzado, volvemos a correr el mayor peligro –pese a toda nuestra libertad, y por mucho que hayamos negado al bello caos de la existencia toda razón y bondad providentes– de perder la libertad espiritual, y tenemos que pasar entonces por nuestra más difícil prueba. Y es que sólo en ese momento, en el momento en que tocamos con las manos que todas, todas las cosas que nos afectan son continuamente para nuestro mayor bien, la idea de una providencia personal se pone ante nosotros con su más apremiante fuerza y tiene a su favor el mejor abogado, lo que entra por los ojos. La vida de cada día y de cada hora parece no querer ya otra cosa que ir dando nuevas demostraciones de este aserto y solo de él; sea lo que sea, mal o buen tiempo, la pérdida de un amigo, una enfermedad, una calumnia, una carta que no llega, la torcedura de un pie, una mirada a un comercio, un contraargumento, abrir un libro, un sueño, un fraude: todo se revela enseguida, o muy poco después, como una cosa que «no podía faltar», ¡como una cosa llena de profundo sentido y utilidad precisamente para nosotros! ¿Hay una seducción más peligrosa a perder la fe en los dioses de Epicuro, aquellos desconocidos despreocupados, y a creer en una divinidad cualquiera llena de preocupaciones y ruin, que conoce personalmente hasta el más diminuto pelo de nuestra cabeza y a la que no repugna ni siquiera el más lamentable servicio? Pues bien, a pesar de todo ello vamos a dejar a los dioses en paz, y a los genios serviciales también, y a conformarnos con la suposición de que nuestra propia habilidad práctica y teórica en interpretar y acomodar los acontecimientos ha llegado en ese momento a su punto culminante. No tengamos un concepto demasiado elevado de esta destreza de los dedos de nuestra sabiduría cuando a veces nos sorprende en exceso la maravillosa armonía que suena demasiado bien para que nos atrevamos a atribuírnosla a nosotros mismos. De hecho, aquí y allá alguien está jugando con nosotros: es el querido azar, que nos lleva en ocasiones la mano, y la más sabia Providencia no podría idear una música más bella que esa que entonces logra obtener nuestra insensata mano” 
                                                                                                                                                                F. Nietzsche