HYPOMNEMATA

Los hypomnemata eran cuadernos de escritura: en ellos se encontraban citas, fragmentos de escrituras o pensamientos del propio espíritu. Constituían una memoria material de las cosas leídas, oídas, pensadas, y se atesoraban en esas páginas desordenadas, heterogéneas. Se trataba de un ejercicio en el pensamiento que no tenía como fin el decir lo indecible, sino captar lo ya dicho, de reunir lo leído. Eran escrituras sobre lecturas, y el fin de las mismas, la constitución de sí mismo. Era una escritura que posibilitaba la transformación de la verdad que nos damos a nosotros mismos. Una escritura que constituía con las propias palabras y las de otros un "cuerpo", como el propio cuerpo de quien, al transcribir sus lecturas, se las apropia y hace suya su verdad.







jueves, 29 de marzo de 2012

Efectos del lenguaje (III)


Rafal Olbinsky














...
si configuran la memoria
si constituyen identidades
si hacen hablar a la sociedad de almas que responden a uno solo y mismo nombre
si quedan soplando, como vientos
o se hacen telarañas 
si se vuelven el murmullo secreto que nos acompaña durante el día,
y al final del día
si describen nuestros sueños, y en eso, los inventan
si trazan laberintos
si la noche llega cuando callan
si el día empieza cuando vuelven

martes, 27 de marzo de 2012

Efectos del lenguaje (II)

Charles Grogg

¿Cómo pararlas? Ellas se lanzan a nombrar y en el mismo acto desatan la fábula, crean la historia, interrumpen la uterina calidez de sentirse que se está en el lugar indicado. Invitan al salto, pero todo salto es un salto al vacío. Se extienden, en su propio big bang, sobre la nada. La rechazan, la barren. Se le  rebelan. Son perras negras, como dice Cortázar. Se alzan en las más fabulosas obras de arte, ésas, que también alimentan y donan sentido a existencias pasajeras, transitorias, efímeras, infames. “Proxenetismo de tinta y voces”, satisfacen el más grande instinto humano: dar sentido, darnos sentido, hacernos sentir, aunque  sea en un fugaz instante, protagonistas de nuestras vidas, los ojos desde donde todo se configura, un mundo que está allí porque lo nombramos. Indóciles, prostitutas, insurrectas, encantadoras de fieras, no puede aprenderse su arte de magas, de hacedoras, de diosas creadoras ex nihilo. Ascienden las apuestas, caballos desbocados, ríos abriéndose hacia el mar. Cómo sortearlas, cómo desprenderse, cómo huir de las palabras.

lunes, 26 de marzo de 2012

Efectos del lenguaje

Rafal Olbinski











Ni el juego de la mirada
ni la imaginación frondosa
ni siquiera la más material de las formas de decir
como el roce de los dedos
nada hace
lo que hacen las palabras:
que haya algo allí donde no había

miércoles, 21 de marzo de 2012

Al ver, verás

Rafal Olbinski

viernes, 2 de marzo de 2012

Parresía: el coraje y el riesgo de hablar con la verdad


"La palabra parresía aparece por vez primera en la literatura griega en Eurípides (c. 484-407 a.C.), y recorre todo el mundo literario griego de la Antigüedad desde finales del siglo V a.C. Parresía es traducida normalmente al castellano por “franqueza”. El parresiastés es alguien que utiliza la parresía, es decir, alguien que dice la verdad.
Etimológicamente, parresiazesthai significa “decir todo”. Aquel que usa la parresía, el parresiastés, es alguien que dice todo cuanto tiene en mente: no oculta nada sino que abre su corazón y su alma por completo a otras personas a través de su discurso. En la parresía se presupone que el hablante proporciona un relato completo y exacto de lo que tiene en su mente, de manera que quienes escuchen sean capaces de comprender exactamente lo que piensa el hablante. La palabra parresía hace referencia, por tanto, a una forma de relación entre el hablante y lo que se dice, pues, en la parresía, el hablante hace manifiestamente claro y obvio que lo que dice es su propia opinión. Y hace esto evitando cualquier clase de forma retórica que pudiera velar lo que piensa. En lugar de eso, el parresiastés utiliza las palabras y las formas de expresión más directas que puede encontrar. Mientras que la retórica proporciona al hablante recursos técnicos que le ayudan a prevalecer sobre las opiniones de su auditorio (sin preocuparse de la propia opinión del retor respecto de lo que dice), en la parresía, el parresiastés actúa sobre la opinión de los demás, mostrándoles, tan directamente como sea posible, lo que él cree realmente".

Michel Foucault