HYPOMNEMATA

Los hypomnemata eran cuadernos de escritura: en ellos se encontraban citas, fragmentos de escrituras o pensamientos del propio espíritu. Constituían una memoria material de las cosas leídas, oídas, pensadas, y se atesoraban en esas páginas desordenadas, heterogéneas. Se trataba de un ejercicio en el pensamiento que no tenía como fin el decir lo indecible, sino captar lo ya dicho, de reunir lo leído. Eran escrituras sobre lecturas, y el fin de las mismas, la constitución de sí mismo. Era una escritura que posibilitaba la transformación de la verdad que nos damos a nosotros mismos. Una escritura que constituía con las propias palabras y las de otros un "cuerpo", como el propio cuerpo de quien, al transcribir sus lecturas, se las apropia y hace suya su verdad.







miércoles, 30 de octubre de 2019

Acoger lo inoportuno

“Hoy extiendo la mano
hacia el azar seductor,
suficientemente astuto
para conducirlo y embaucarlo como a un niño.
Hoy quiero ser acogedor
ante lo inoportuno,
ante el destino no quiero ser punzante.
—Zaratustra no es un erizo.
Mi espíritu,
insaciable, con su lengua
todo lo bueno y lo malo ya ha lamido,
se ha sumergido en todas las profundidades.
Pero siempre, como un corcho,
retorna a la superficie,
flota como aceite sobre oscuros mares:
debido a este espíritu me llaman Afortunado.
¿Quiénes fueron mi padre y mi madre?
¿No fue mi padre el Príncipe Abundante y mi madre la Risa Sosegada?
¿No es fruto de tal unión
este acertijo que soy,
hostil a la luz,
pródigo de toda sabiduría, Zaratustra?
Enfermo hoy de ternura,
un viento de rocío
está Zaratustra aguardando, sentado aguardando sobre sus montañas
en su propio jugo
se ha cocido y endulzado,
bajo sus cumbres,
bajo sus hielos,
fatigado y satisfecho,
a un creador en su séptimo día semejante.
—¡Silencio!
Una verdad se cierne sobre mí como una nube,
—con rayos invisibles me alcanza.
Por amplias y lentas escalinatas asciende su felicidad hasta mí:
¡ven, ven, verdad amada!”
F. Nietzsche
(siempre F. Nietzsche ♡)

martes, 8 de octubre de 2019

Las leyes de la astronomía

"Pero tú tienes que enterarte de que a las personas no solamente las atan las palabras, los juramentos y las promesas, y que ni siquiera son los sentimientos y las simpatías los que rigen las relaciones humanas. Hay algo diferente, una ley más severa, más dura, que determina si dos personas están ligadas o no... Es como la complicidad. Esa ley fue la que estableció que yo tuviera que ver contigo. Yo conocía esa ley. (...). Es una ley dura. Atiéndeme. La ley de la vida dicta que acabemos lo que un día empezamos. No es precisamente con motivo de alegría. En la vida nada llega a tiempo, la vida nunca te da nada cuando lo necesitas. Durante largos años nos duele ese caos, esa demora. Pensamos que alguien está jugando con nosotros. Sin embargo, un día nos damos cuenta de que todo ha ocurrido determinado por un orden perfecto, encajado en un sistema maravilloso... Dos personas no pueden encontrarse antes de estar maduras para su encuentro... Maduras, no desde el punto de vista de sus inclinaciones y de sus caprichos, sino en su fuero más íntimo, obedeciendo la ley irrevocable de sus destinos, de sus estrellas, de la misma manera que se encuentran dos astros, en la infinitud del universo, con una exactitud perfectamente determinada, en el instante previsto, en el instante que pertenece a los dos, en la infinitud del espacio y del tiempo, según las leyes de la astronomía ".
Sándor Márai, en La herencia de Eszter