HYPOMNEMATA

Los hypomnemata eran cuadernos de escritura: en ellos se encontraban citas, fragmentos de escrituras o pensamientos del propio espíritu. Constituían una memoria material de las cosas leídas, oídas, pensadas, y se atesoraban en esas páginas desordenadas, heterogéneas. Se trataba de un ejercicio en el pensamiento que no tenía como fin el decir lo indecible, sino captar lo ya dicho, de reunir lo leído. Eran escrituras sobre lecturas, y el fin de las mismas, la constitución de sí mismo. Era una escritura que posibilitaba la transformación de la verdad que nos damos a nosotros mismos. Una escritura que constituía con las propias palabras y las de otros un "cuerpo", como el propio cuerpo de quien, al transcribir sus lecturas, se las apropia y hace suya su verdad.







viernes, 26 de diciembre de 2014

no hay salto al vacío



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No hay salto al vacío.
Aunque no existan ángeles para sostenernos,
ni tampoco travesaños de pensamiento,
ni relativización o absolutos
que puedan retenernos de los brazos.
Hay que ganar el vacío desde antes,
colonizarlo con nuestros abandonos
como si fuera un despojado territorio o una nueva libertad nunca ejercida.
Y cultivar adentro sus fragmentos flotantes,
que se entreveran con las cosas
para enseñarles a no ser.
Y casi sin saberlo,
llegar a amar el vacío.
Aquello que se ama nos sostiene,
aunque también nos empuje hacia el abismo.
Un vacío que se ama
no puede abandonarnos.
Y a un vacío que no se lo ama
no es posible ni siquiera saltar.
RJuarroz

viernes, 19 de diciembre de 2014

Un tránsito y un ocaso

A quienes para hundirse en su ocaso no buscan una razón detrás de las estrellas / a quien no se reserva para sí ni una gota de espíritu / a quien hace de su virtud su inclinación y su fatalidad / a quien se avergüenza cuando el dado al caer le da suerte / a quien delante de sus acciones arroja palabras de oro y cumple siempre más de lo que promete / a quien justifica a los hombres del futuro y redime a los del pasado / a quien castiga a su dios porque ama a su dios, a aquél cuya alma es profunda incluso cuando se la hiere, y puede perecer a causa de una pequeña vivencia / a aquél cuya alma está tan llena que se olvida de sí misma, y todas las cosas están dentro de él / aquél cuya cabeza no es más que las entrañas de su corazón / a todos aquellos que son como gotas pesadas que caen una a una de la oscura nube suspendida sobre el hombre / los que anuncian el rayo que viene y perecen como anunciadores

Así amaba Zaratustra, un amor inhumano, demasiado humano, amor/animal, amor/otro, amor/al/futuro, amor de la comunidad anacorética de los que aman a lo lejos.

lunes, 8 de diciembre de 2014

Amar de amistad: Quizá - el nombre y el adverbio


"¿Qué hacemos nosotros y quiénes somos, nosotros que os llamamos para que compartáis, participéis, os asemejéis? Somos en primer lugar, como amigos, amigos de la soledad, y os llamamos para compartir lo que no se comparte,  la soledad. Amigos completamente diferentes, amigos inaccesibles, amigos solos, en tanto que incomparables y sin medida común, sin reciprocidad, sin igualdad. Sin horizonte de reconocimiento, pues. Sin parentesco, sin proximidad, sin oikeiostés.
¿Sin verdad? Esperemos. ¿Qué verdad para una amistad sin proximidad, sin presencia, pues, sin semejanza, sin atracción, quizá incluso sin preferencia significativa y razonable? ¿Cómo es posible una amistad así, a no ser figuradamente? ¿Por qué seguir llamando a eso “amistad”, si no es por un abuso del lenguaje y la corrupción de una tradición semántica? ¿Cómo podríamos no sólo ser amigos de la soledad, amigos de nacimiento, amigos juramentados, amigos celosos de la soledad, sino incluso invitaros a formar parte de esta singular comunidad? 
¿Cuántos somos? ¿Cuenta eso? ¿Y cómo calcular? Así se anuncia la comunidad anacorética de aquellos que aman alejarse. La invitación os viene de aquellos que no aman más que separándose a lo lejos. No es eso todo lo que aman pero no aman y no aman el amar, no aman amar, de amor o de amistad, a no ser con la condición de esa retirada. Aquellos que no aman a no ser desligándose de esa manera son amigos intratables de la singularidad solitaria. Os invitan a entrar en esta comunidad de la desligadura social, que no es necesariamente una sociedad secreta, una conjuración, la partición oculta de un saber esotérico o criptopoético. El concepto clásico del secreto pertenece a un pensamiento de la comunidad, de la solidaridad o de la secta, de la iniciación o del espacio privado que representa aquello mismo contra lo que se subleva el amigo que os habla como amigo de la soledad. 
¿Cómo es eso? ¿No es eso un desafío al buen sentido y al sentido pura y simplemente? ¿Es eso posible? Quizá eso es imposible, precisamente. Quizá lo imposible es la única ocasión posible para alguna novedad, para alguna filosofía nueva de la novedad. Quizá, quizá en verdad el quizá sigue designando esa ocasión."

JDerrida


domingo, 17 de agosto de 2014

Alegría,discrecionalidad y azar



Entender que: probablemente no nos estemos escuchando, que contribuimos a un ruido de fondo, que nos hacemos interferencias al propio pensamiento que, preso de su época, zigzaguea en la escucha de uno, de otro... Que todo esfuerzo por una pregunta propia, genuina, vital, es un esfuerzo por la soledad. Que la filosofía sin embargo es ésto: que si estamos atados a la filosofía vitalmente, entonces también estamos atados a este sordo cuchicheo y múltiple murmullo de cosas "trascendentes", mientras la vida, eso que nos antecede y nos es inmanente, nos deja subjetivarnos de este modo, que creemos genuino. Afortunadamente una ficción que nos permite llegar a ser los que somos.

(O de cómo un pesimismo filosófico se transforma en la afirmación de la ficcionalidad, ergo, en qué otra cosa? Hipótesis: la alegría de la discrecionalidad y del azar, y la de la soledad)

sábado, 3 de mayo de 2014

Variabilidades infinitas

Además de una filosofía que traza planos en el caos, una sensación al despertar:


"Sólo pedimos un poco de orden para protegernos del caos. No hay cosa que resulte más dolorosa, más angustiante que un pensamiento que se escapa de sí mismo, que las ideas que huyen, que desaparecen apenas esbozadas, roídas ya por el olvido o precipitadas en otras ideas que tampoco dominamos. Son variabilidades infinitas cuyas desaparición y aparición coinciden. Son velocidades infinitas que se confunden con la inmovilidad de la nada incolora y silenciosa que recorren, sin naturaleza ni pensamiento. Es el instante del que no sabemos si es demasiado largo o demasiado corto para el tiempo. Recibimos latigazos que restallan como arterias. Incesantemente extraviamos nuestras ideas. Por este motivo nos empeñamos tanto en agarrarnos a opiniones establecidas."


GDeleuze

martes, 25 de marzo de 2014

Entretanto, largos años


"Desde esta aislamiento enfermizo, desde el desierto de tales años de tanteo, hay todavía un largo trecho hasta esa enorme y desbordante seguridad y salud que no puede renunciar a la enfermedad misma como medio y anzuelo del conocimiento; hasta esa libertad madura del espíritu que es igualmente autodominio y disciplina del corazón y permite el acceso a muchos y contrapuestos modos de pensar; hasta esa copiosidad y ese refinamiento internos de la sobreabundancia, que excluyen el peligro de que el espíritu, por así decir, se pierda y enamore por sus propios caminos y, embriagado, se quede sentado en cualquier rincón; hasta ese exceso de fuerzas plásticas, curativas, reproductoras y restauradoras, que es precisamente el signo de la gran salud, ese exceso que le da al espíritu el peligroso privilegio de poder vivir en la tentativa y ofrecerse a la aventura: ¡el privilegio de maestría del espíritu libre! Entretanto pueden pasar largos años de convalecencia, años llenos de multicolores mutaciones, a un tiempo dolorosas y encantadoras, dominado y llevados de la rienda por una tenaz voluntad de salud que a menudo osa ya vestirse y travestirse de salud. Hay en esto un estado intermedio, que un hombre de tal destino no recuerda luego sin emoción: le es propia una pálida y tenue luz y dicha solar, un sentimiento de libertad de pájaro, de petulancia de pájaro, algo tercero en que curiosidad y delicado desprecio se han combinado. Un -“espíritu libre”-: esta fría expresión es benéfica en este estado, casi calienta. Se vive ya no en las cadenas de amor y odio, sin sí, sin no, voluntariamente cerca, voluntariamente lejos, de preferencia esquiva, evasiva, elusivamente; presto a escapar, a remontar el vuelo; se está mal acostumbrado, como cualquiera que una vez ha visto por debajo de sí un inmensa cantidad de objetos, y se ha llegado a ser lo opuesto de los que se preocupan por cosas que no les conciernen. En realidad, en adelante al espíritu libre le conciernen exclusivamente cosas -¡y cuantas cosas!- que ya no le preocupan..."

FNietzsche 


jueves, 13 de marzo de 2014

Diferencia y multiplicidad

Mantener la multiplicidad -esa es la cosa mas difícil para alcanzarnos a nosotros mismos-. No quedarnos con la primera o última modificación que nos adviene, para abandonar las viejas identidades, los viejos modos de sujetarnos a nosotros mismos, de sujetarnos a lo que pensamos. Abandonar así lo que nos inventó, nuestros intercesores, las propias creaciones. Atrevernos a la multiplicidad, a todos nuestros rostros y nombres, a todos los diagnósticos y personajes, a los modos de vida que nos hemos venido creando. Aprender a sostener la multiplicidad y las diferentes fuerzas que nos atraviesan. Raíces a la propia vida que deviene, paradoja de las raíces al tránsito y a lo que pasa, pero también a lo que se nos suma. Que no hay identidad una, y que esos abandonos no son francos, no con uno mismo.

viernes, 7 de marzo de 2014

No defendernos de la vida

Leía recién que para Marguerite Duras la literatura tiene la misión de representar lo prohibido. De decir lo que no se dice normalmente. Que la literatura debe ser escandalosa y que el poeta es en sí mismo ese riesgo. Alguien que contrariamente a nosotros, no se defiende de la vida. 

Y pensaba que todo en nosotros es literatura. Que nuestra subjetividad emerge desde esa narratividad que hacemos de nosotros mismos. Que hacemos literatura cuando intentamos hablarnos, aunque no nos escuchemos. Y pensaba también qué pena aquellos que están más atentos a los relatos de los otros que a los propios. Y qué pena aquellos que prefieren decir lo que se acostumbra a decir normalmente. Y que pena aquellos que no se animan a decir sus verdades. Y mucho más, aquellos que se arrogan una única verdad y la usan para agredir y hasta para matar. 

Ojalá aprendamos a ser como los poetas. Y a no defendernos de la vida.

martes, 18 de febrero de 2014

A los promotores de la verdad objetiva

Cuando la verdad sirve al conocimiento y no a la vida, se trata de terrorismo: terrorismo científico, terrorismo político, terrorismo ético. Otro tanto puede decirse cuando sirve a la información y se separa de las vidas concretas y singulares que atravesamos. Sépanlo los todavía promotores de la verdad objetiva: hemos echado a correr la voz de que no existe. Sólo hacemos valer aquella que en el ejercicio práctico del decir, involucra la propia vida, como testimonio. Una verdad que nos marca el cuerpo, el tiempo y la historia.