HYPOMNEMATA

Los hypomnemata eran cuadernos de escritura: en ellos se encontraban citas, fragmentos de escrituras o pensamientos del propio espíritu. Constituían una memoria material de las cosas leídas, oídas, pensadas, y se atesoraban en esas páginas desordenadas, heterogéneas. Se trataba de un ejercicio en el pensamiento que no tenía como fin el decir lo indecible, sino captar lo ya dicho, de reunir lo leído. Eran escrituras sobre lecturas, y el fin de las mismas, la constitución de sí mismo. Era una escritura que posibilitaba la transformación de la verdad que nos damos a nosotros mismos. Una escritura que constituía con las propias palabras y las de otros un "cuerpo", como el propio cuerpo de quien, al transcribir sus lecturas, se las apropia y hace suya su verdad.







martes, 27 de mayo de 2008

Mi mundo: voluntad de poder


"¿Y sabéis también qué es para mí "el mundo"? ¿He de mostrároslo en mi espejo? Este mundo: una enormidad de fuerza, sin comienzo, sin fin; una cantidad fija, férrea de fuerza, que no se hace mayor ni menor, que no se consume sino que sólo se transforma, (...) bendiciéndose a sí mismo como aquello que ha de regresar eternamente, como un devenir que no conoce ni saciedad ni hastío ni cansancio -: este mi mundo dionisíaco del crearse-a-sí-mismo, este mundo-misterio de los deleites dobles, este mi más allá del bien y del mal, sin meta, a menos que se encuentre en la dicha del círculo, sin voluntad, a menos que un anillo tenga una buena voluntad para consigo mismo.- ¿Queréis un nombre para este mundo? ¿Una solución para todos los enigmas? ¿Una luz también para vosotros, los más ocultos, los más fuertes, los más impasibles, los más de medianoche? ¡Este mundo es la voluntad de poder -y nada más! ¡Y también vosotros mismos sois esa voluntad de poder -y nada más!

Nietzsche -junio de 1885-
Silva -mayo de 2008-

del acontecimiento

"El estallido, el esplendor del acontecimiento es el sentido. El acontecimiento no es lo que sucede (accidente); está en lo que sucede el puro expresado que nos hace señas y nos espera. (...) es lo que debe ser comprendido, lo que debe ser querido, lo que debe ser representado en lo que sucede. Bousquet añade: “Conviértete en el hombre de tus desgracias, aprende a encarnar su perfección y su estallido.” No se puede decir nada más, nunca se ha dicho nada más: ser digno de lo que nos ocurre, esto es, quererlo y desprender de ahí el acontecimiento, hacerse hijo de sus propios acontecimientos y, con ello, renacer, volverse a dar un nacimiento, romper con su nacimiento de carne. Hijo de sus acontecimientos y no de sus obras, porque la misma obra no es producida sino por el hilo del acontecimiento."

GILLES DELEUZE

domingo, 25 de mayo de 2008

habitar en la palabra

No entiendo de misterios, sobrepasan mi razón como una ola gigante en busca de su playa para romperse. Y mi razón es quizás lo que más se sobrepase a sí misma. Poder pensar una existencia, el universo, las armonías y los ciclos, el orden y el caos, el movimiento, ese despliegue del tiempo que como una tela se desenvuelve sin reverso, aparentemente sin reverso… las palabras que son la materia del tiempo, las que lo piensan, las que lo dicen, las que me permiten decir esto ahora. El pensamiento que me vive, y que me epifaniza la vida, el mundo, el tiempo, ser madre, la naturaleza de lo que vive y muere, ser tránsito, ser puente, dejar que acontezca, que sea en mí la lógica inversa de que de dos aparezca el uno.

Hay muchas cosas que no sé, y muchas cosas en las que no creo. Tal vez quisiera creer. Otorgarle a la repetición de las palabras el carácter mágico que modifique el curso de lo inevitable. De lo que tiene que ser, de la continuidad que sigue a la tirada de dados. Del azar que afirma la necesidad. Aunque el tiempo allí no es lineal. Yo creo que no logro desplegarme de esa linealidad, aunque a veces me acontezca una circularidad que me asusta. En estos días me he sentido en un espiral. Entonces, de lo que no sé y de lo que no creo, es de lo que voy a hablar alguna vez cuando escriba un libro, alguna vez si doy rienda suelta a esta palabra que se me cae de la boca apenas le doy permiso, que parece que habitara conmigo y constituyera. Un grito de asombro que soy en el mundo, esta palabra que me va diciendo a mí misma, que me despliega y me hace tiempo, un tiempo que se escurre como agua entre los dedos, y que no puedo asumir; esta muerte que me espera y que me asusta. Creo en esta fuerza que me hincó a la vida, creo en las palabras que crean, en ese pensamiento que abre sentidos, mil sentidos para ver el mundo, desde dentro, desde afuera, creo en tus ojos mirando desde la distancia, en el poder que hace aparecer y desaparecer, en el universo que se mueve, quiero creer en mí, en hacer de lo que tengo lo que merezco. Lo demás empieza ahora, otra vez, como un eterno retorno. Se trata de querer el instante, de morderle la cabeza a la serpiente. Yo empiezo otra vez. Pero nunca voy a empezar a costa de mí misma. Como y con Nietzsche, para vivir en este mundo, no fundaré para mí correccionales ni asilos.





lunes, 19 de mayo de 2008

PalabraCuerpoIntensidades



¿No es momento de escuchar el cuerpo? ¿De que hable?
La palabra-cuerpo y el cuerpo de la palabra.
La experiencia arrojada a intensidades.
Donde no haya regularidades que reduzcan la diferencia, sino singularidades que rompan con las imágenes-continuidades.

lunes, 12 de mayo de 2008

Aplastamiento de las gotas

"Yo no sé, mira, es terrible cómo llueve. Llueve todo el tiempo, afuera tupido y gris, aquí contra el balcón con goterones cuajados y duros, que hacen plaf y se aplastan como bofetadas uno detrás de otro, qué hastío. Ahora aparece una gotita en lo alto del marco de la ventana; se queda temblequeando contra el cielo que la triza en mil brillos apagados, va creciendo y se tambalea, ya va a caer y no se cae, todavía no se cae. Está prendida con todas las uñas, no quiere caerse y se la ve que se agarra con los dientes, mientras le crece la barriga; ya es una gotaza que cuelga majestuosa, y de pronto zup, ahí va, plaf, deshecha, nada, una viscosidad en el mármol.

Pero las hay que se suicidan y se entregan enseguida, brotan en el marco y ahí mismo se tiran; me parece ver la vibración del salto, sus piernitas desprendiéndose y el grito que las emborracha en esa nada del caer y aniquilarse. Tristes gotas, redondas inocentes gotas. Adiós gotas. Adiós."


JCortázar

martes, 6 de mayo de 2008

devenir nosotros


No puedo ser ya la que era porque caíste ahí, intempestivo, pronunciando el encuentro
y mi palabra se vuelve ahora mi-tu palabra
en el mar de las palabras, en los océanos de incertidumbre, en las aguas profundas del pensamiento
sin proyectos, sin determinaciones
en el devenir de lo que vamos siendo mientras nos nombramos