"Un paso más en la curación: y el espíritu libre se acerca a la vida (…) se encuentra casi como si sus ojos se abriesen por primera vez a las cosas cercanas (…) Lanza hacia atrás una mirada de reconocimiento por sus viajes, por su dureza y su alienación de sí mismo, por sus miradas a lo lejos y sus vuelos de pájaro en las frías alturas. ¡Qué dicha no haberse quedado siempre ‘en su casa’, siempre en ella entregado a la regalada poltronería (…) es una cura a fondo (…) caer enfermo a la manera de esos espíritus libres, seguir enfermo un buen lapso de tiempo y luego, lentamente, muy lentamente, recobrar la salud, quiero decir una ‘mejor’ salud”.
(F. Nietzsche, Humano demasiado humano)