“Hoy extiendo la mano
hacia el azar seductor,
suficientemente astuto
para conducirlo y embaucarlo como a un niño.
Hoy quiero ser acogedor
ante lo inoportuno,
ante el destino no quiero ser punzante.
—Zaratustra no es un erizo.
hacia el azar seductor,
suficientemente astuto
para conducirlo y embaucarlo como a un niño.
Hoy quiero ser acogedor
ante lo inoportuno,
ante el destino no quiero ser punzante.
—Zaratustra no es un erizo.
Mi espíritu,
insaciable, con su lengua
todo lo bueno y lo malo ya ha lamido,
se ha sumergido en todas las profundidades.
Pero siempre, como un corcho,
retorna a la superficie,
flota como aceite sobre oscuros mares:
debido a este espíritu me llaman Afortunado.
insaciable, con su lengua
todo lo bueno y lo malo ya ha lamido,
se ha sumergido en todas las profundidades.
Pero siempre, como un corcho,
retorna a la superficie,
flota como aceite sobre oscuros mares:
debido a este espíritu me llaman Afortunado.
¿Quiénes fueron mi padre y mi madre?
¿No fue mi padre el Príncipe Abundante y mi madre la Risa Sosegada?
¿No es fruto de tal unión
este acertijo que soy,
hostil a la luz,
pródigo de toda sabiduría, Zaratustra?
¿No fue mi padre el Príncipe Abundante y mi madre la Risa Sosegada?
¿No es fruto de tal unión
este acertijo que soy,
hostil a la luz,
pródigo de toda sabiduría, Zaratustra?
Enfermo hoy de ternura,
un viento de rocío
está Zaratustra aguardando, sentado aguardando sobre sus montañas
en su propio jugo
se ha cocido y endulzado,
bajo sus cumbres,
bajo sus hielos,
fatigado y satisfecho,
a un creador en su séptimo día semejante.
un viento de rocío
está Zaratustra aguardando, sentado aguardando sobre sus montañas
en su propio jugo
se ha cocido y endulzado,
bajo sus cumbres,
bajo sus hielos,
fatigado y satisfecho,
a un creador en su séptimo día semejante.
—¡Silencio!
Una verdad se cierne sobre mí como una nube,
—con rayos invisibles me alcanza.
Por amplias y lentas escalinatas asciende su felicidad hasta mí:
¡ven, ven, verdad amada!”
Una verdad se cierne sobre mí como una nube,
—con rayos invisibles me alcanza.
Por amplias y lentas escalinatas asciende su felicidad hasta mí:
¡ven, ven, verdad amada!”
F. Nietzsche
(siempre F. Nietzsche ♡)
(siempre F. Nietzsche ♡)