HYPOMNEMATA

Los hypomnemata eran cuadernos de escritura: en ellos se encontraban citas, fragmentos de escrituras o pensamientos del propio espíritu. Constituían una memoria material de las cosas leídas, oídas, pensadas, y se atesoraban en esas páginas desordenadas, heterogéneas. Se trataba de un ejercicio en el pensamiento que no tenía como fin el decir lo indecible, sino captar lo ya dicho, de reunir lo leído. Eran escrituras sobre lecturas, y el fin de las mismas, la constitución de sí mismo. Era una escritura que posibilitaba la transformación de la verdad que nos damos a nosotros mismos. Una escritura que constituía con las propias palabras y las de otros un "cuerpo", como el propio cuerpo de quien, al transcribir sus lecturas, se las apropia y hace suya su verdad.







lunes, 28 de diciembre de 2009

Retornar



« El peso más pesado: ¿Qué ocurriría si, un día o una noche un demonio se deslizara furtivamente en la más solitaria de tus soledades y te dijese: “Esta vida, como tú ahora la vives y la has vivido, deberás vivirla aún otra vez e innumerables veces, y no habrá en ella nunca nada nuevo, sino que cada dolor y cada placer, y cada pensamiento y cada suspiro, y cada cosa indeciblemente pequeña y grande de tu vida deberá retornar a ti, y todas en la misma secuencia y sucesión -y así también esta araña y esta luz de luna entre las ramas y así también este instante y yo mismo. ¡El eterno reloj de arena de la existencia es dado la vuelta una y otra vez -¡y a la par suya tú, polvito del polvo!-“ ¿No te arrojarías al suelo, rechinando los dientes y maldiciendo al demonio que así te habló? ¿O quizás has vivido una vez un instante infinito, en que tu respuesta habría sido la siguiente: “¡Tu eres un dios y jamás oí nada más divino! Si esa noción llegara a dominarte, te transformaría y tal vez te aplastaría tal y como eres ¡la pregunta ante todas las cosas: “¿Quieres esto otra vez e innumerables veces más?” pesaría como el peso más pesado sobre todos tus actos! O ¿Cómo necesitarías amarte a ti mismo y a la vida para no desear ya otra cosa que esta última, eterna confirmación, este sello?»

F. Nietzsche. La Gaya Ciencia.

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