"¿Qué hay de grande aquí abajo? ¿Cubrir los mares con nuestras flotas, plantar nuestras enseñas en las orillas del mar Rojo y, cuando ya no queda tierra para nuestras devastaciones, errar por el océano en busca de playas desconocidas? No: es haber visto todo este mundo con los ojos del espíritu, es haber obtenido el triunfo más hermoso, el triunfo sobre los vicios. Incontables son los hombres que se hicieron amos de ciudades y naciones enteras; pero ¡qué pocos lo fueron de sí mismos! ¿Qué hay de grande aquí abajo? Elevar el alma por encima de las amenazas y las promesas de la fortuna; no querer esperar de ésta nada que sea digno de nosotros. ¿Qué tiene ella, en efecto, que debamos anhelar, cuando nuestras miradas, al volver el espectáculo de las cosas celestes a la tierra, no encuentran en ésta más que tinieblas, como cuando se pasa de un claro día a la sombría noche de los calabozos? Lo grande es un alma firme y serena en la adversidad, que acepta todos los acontecimientos como si los deseara ¿No deberíamos desearlos, en efecto, si supiéramos que todo ocurre por los decretos de Dios? Lo grande es ver hacer a nuestros pies las saetas de la suerte; recordar que somos hombres; decirnos, si somos dichosos, que no lo seremos durante mucho tiempo. Lo grande es tener el alma al borde de los labios y presta a partir; entonces somos libres no por derecho de ciudadanía, sino por derecho de naturaleza"
SÉNECA
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