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No hay salto al vacío.
Aunque no existan ángeles para sostenernos,
ni tampoco travesaños de pensamiento,
ni relativización o absolutos
que puedan retenernos de los brazos.
ni tampoco travesaños de pensamiento,
ni relativización o absolutos
que puedan retenernos de los brazos.
Hay que ganar el vacío desde antes,
colonizarlo con nuestros abandonos
como si fuera un despojado territorio o una nueva libertad nunca ejercida.
Y cultivar adentro sus fragmentos flotantes,
que se entreveran con las cosas
para enseñarles a no ser.
Y casi sin saberlo,
llegar a amar el vacío.
Aquello que se ama nos sostiene,
aunque también nos empuje hacia el abismo.
colonizarlo con nuestros abandonos
como si fuera un despojado territorio o una nueva libertad nunca ejercida.
Y cultivar adentro sus fragmentos flotantes,
que se entreveran con las cosas
para enseñarles a no ser.
Y casi sin saberlo,
llegar a amar el vacío.
Aquello que se ama nos sostiene,
aunque también nos empuje hacia el abismo.
Un vacío que se ama
no puede abandonarnos.
Y a un vacío que no se lo ama
no es posible ni siquiera saltar.
no puede abandonarnos.
Y a un vacío que no se lo ama
no es posible ni siquiera saltar.
RJuarroz