"El desayuno tiene que tomarse en el bistró, donde, entre los espejos, el petit déjeuner es él mismo un espejo cóncavo entre espejos, que refleja la imagen en miniatura de esta ciudad. En ninguna comida los ritmos sin tan diferentes, desde el gesto mecánico del empleado que toma su vaso de café con leche de un sólo trago en el mostrador, hasta el placer contemplativo con que un viajero vacía lentamente su taza en el intervalo entre dos trenes. Y tú mismo, tal vez, te sientas a su lado, a la misma mesa, en el mismo banco, y sin embargo estás lejos y solo. Sacrificas tu ayuno matinal para tomar o comer algo. Y junto con el café tomas quien sabe cuántas cosas: tomas la mañana, la mañana de ese día y a veces también la mañana perdida de la vida".
WBenjamin
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