Dice Deleuze:
“Sabemos bien que, en nuestros regímenes, los
nómadas no tienen cabida: no se escatiman medios para regularlos, y apenas
consiguen sobrevivir. Nietzsche vivió como uno de esos nómadas reducidos a no
ser más que su sombra, de pensión en pensión. Pero, por otra parte, el nómada
no es necesariamente alguien que se mueve: hay viajes inmóviles, viajes en
intensidad, y hasta históricamente los nómadas no se mueven como emigrantes
sino que son, al revés, los que no se mueven, los que se nomadizan para
quedarse en el mismo sitio y escapar a los códigos”
Muy justo para el día de hoy. Por supuesto, el
nomadismo como forma de vida, arriesga la vida misma, por eso se es siempre un
sobreviviente cuando se va en el sentido contrario en el que van todos: ése
siempre fue el camino más fácil, y sepan tolerar hoy estas palabras, el más
mediocre.
1 comentarios:
Coincido. Siempre me sentí un nómade. De los de llevar libretitas y subirme a trenes o colectivos hasta el fin de sus recorridos, buscar un café y sentarme un rato a sentir el mundo. Ahora el cuerpo parece que empieza a planificar alguna mudanza. Por ahora aquí y en todas partes.
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