HYPOMNEMATA

Los hypomnemata eran cuadernos de escritura: en ellos se encontraban citas, fragmentos de escrituras o pensamientos del propio espíritu. Constituían una memoria material de las cosas leídas, oídas, pensadas, y se atesoraban en esas páginas desordenadas, heterogéneas. Se trataba de un ejercicio en el pensamiento que no tenía como fin el decir lo indecible, sino captar lo ya dicho, de reunir lo leído. Eran escrituras sobre lecturas, y el fin de las mismas, la constitución de sí mismo. Era una escritura que posibilitaba la transformación de la verdad que nos damos a nosotros mismos. Una escritura que constituía con las propias palabras y las de otros un "cuerpo", como el propio cuerpo de quien, al transcribir sus lecturas, se las apropia y hace suya su verdad.







miércoles, 28 de agosto de 2019

La escritura como destino

Si escribir no tiene nada que ver con significar (como dicen Deleuze y Guattari) ¿con qué tiene que ver? ¿con un modo de insistencia sobre sí misma, con una intensidad, con una tonalidad del alma, al decir de Nietzsche?
Tal vez pueda pensarse mejor releyendo las propias escrituras: advirtiendo que hemos dicho algo que no nos proponíamos decir. Que no se trata de decir lo no dicho, sino de captar lo que se ha dicho involuntariamente. Escribir entonces deja de estar vinculado a esa sujeto o a esa yo que creo ser, en cuanto lo que importa de un escrito ya no es lo que se buscaba decir (buscaba, con cursivas), o la intencionalidad con la que se escribe. Sino lo que, a pesar nuestro, ha sido dicho, irrevocablemente, como un destino.
("Destino" designa "fortuna" o "azar", pero también ese lugar al que nos dirigimos).

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