Si escribir no tiene nada que ver con significar (como dicen Deleuze y Guattari) ¿con qué tiene que ver? ¿con un modo de insistencia sobre sí misma, con una intensidad, con una tonalidad del alma, al decir de Nietzsche?
Tal vez pueda pensarse mejor releyendo las propias escrituras: advirtiendo que hemos dicho algo que no nos proponíamos decir. Que no se trata de decir lo no dicho, sino de captar lo que se ha dicho involuntariamente. Escribir entonces deja de estar vinculado a esa sujeto o a esa yo que creo ser, en cuanto lo que importa de un escrito ya no es lo que se buscaba decir (buscaba, con cursivas), o la intencionalidad con la que se escribe. Sino lo que, a pesar nuestro, ha sido dicho, irrevocablemente, como un destino.
("Destino" designa "fortuna" o "azar", pero también ese lugar al que nos dirigimos).
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