Mi abuela materna murió cuando tenía 21 años. Se llamaba Pola Esther Ortiz. No sé mucho de ella, porque ni mi mamá la conoció, murió cuando ella era bebé. Sabía que ella y mi abuelo estudiaron en San Rafael para maestros. Y como a todas y todos nos pasa, quise saber más de ella. No hay mucho: apenas un periódico de la Escuela Normal Mixta de San Rafael, del año 1947, donde ella escribió algo sobre el Himno Nacional, con una pluma sorprendente en 4to año. Y una libreta donde sus compañeras, compañeros y profesores le escribieron cosas, algunas de las cuales me dicen de ella.
Me encontré con esta dedicatoria, de Alfredo Bufano, el escritor y "poeta de lo cotidiano", quien conoció a José Ingenieros y fue amigo de Alfredo Palacios y Alfonsina Storni. Una dedicatoria con las marcas propias de su historia y pregonando una felicidad muy nietzscheana, una "felicidad del espíritu que nunca está al alcance de los mediocres, por más pedagogos que sean".
La historia hay que buscarla en el cuerpo.
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