Duane Michals |
"Visiblemente tratan de hablar. Todo en ellos, en sus miembros, en sus miradas, sobre su nariz, en sus labios, en sus manos, todo en ellos atesta que saben que si dejan vía libre al silencio (si le cedieran las riendas, si definitivamente lo dejaran «instalarse») entonces el silencio desasiría en cuerpo y alma al silencioso y lo alteraría. Que todo poder de izarse fuera de él desaparece pronto en la inmensa carencia. Que a quien se deja desasir, una ansiedad ilimitada comienza pronto a penetrarlo, a insinuarse, a desarrollarse, y a helar luego la nuca, el corazón, el vientre, la garganta, el ojo, el cráneo. Que esta angustia que ninguna voz puede esperar superar consiste en el miedo a que el silencio le quite el cuerpo, para siempre, la palabra, y el sonido de la palabra, y el recuerdo de ese sonido, y el nombre de quien lo llevaba ".
Pascal Quignard
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