nubes esponjosas; quiero tapar tus ojos con mis manos: que la oscuridad la
saborees, darte un único sentido: mi voz sonante, una voz cantando, un
piano plagado de dedos que lo bailan; y que puedas sentir cómo tu cuerpo se mece y gira y da vueltas y te lleva la música en una danza-torbellino, en un baile cifrado. Tendido, creés en el movimiento. El fluir del sonido transporta la materia liviana. Hay algo más que tengo para decirte, amor, en el oído: así, con los ojos cerrados, te transformás en niño.
1 comentarios:
Quanta sensibilidade! Palavras que nos fazem sentir uma experiência de rodopios, de ciranda, de giros, de rodas... Palavras-imagens-dançantes. Um poema-boniteza!
Beijo,
Marcelo!
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